El simposio y el vino. Alceo de Mitilene
Bebe y emborráchate, Melanipo, conmigo. ¿Qué piensas?
¿Qué vas a vadear de nuevo el vorticoso Aqueronte [1],
una vez ya cruzado, y de nuevo del sol la luna clara
vas a ver? Vamos, no te empeñes en tamañas porfías.
En efecto, también Sísifo [2], rey de los etolios, que a todos
superaba en ingenio, se jactó de escapar a la muerte.
Y, desde luego, el muy artero, burlando su sino mortal,
dos veces cruzó el vorticoso Aqueronte. Terrible
y abrumador castigo le impuso el Crónica más tarde
bajo la negra tierra. Con que, vamos, no te ilusiones.
Mientras jóvenes seamos, más que nunca, ahora importa gozar
de todo aquello que un dios pueda ofrecernos.
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[1] Aqueronte. El río Aqueronte o Aquerón está situado en el Epiro, región noroccidental de Grecia. Aqueronte puede traducirse como 'río del dolor' y debido a esto se creía que era una bifurcación del río Aqueronte del inframundo, descrito por la mitología griega como un pantano insalubre dentro de un paisaje desolado, donde el barquero Caronte llevaba las almas de los recién fallecidos hasta el dominio de Hades. Aqueronte era uno de los cinco ríos del inframundo, morada de los muertos y de los espíritus. Se cuenta que en sus aguas todo se hundía salvo la barca de Caronte, que accedía a pasar las almas de los difuntos a cambio del óbolo o de monedas de ceniza que se ponían a los muertos en los ojos para pagarle la travesía.
[2] Sísifo. En la mitología griega, Sísifo fue fundador y rey de Corinto. Es conocido por querer burlar a los dioses: antes de morir le dijo a su esposa que cuando él se marchase no ofreciera el sacrificio habitual a los muertos y ella así lo hizo, así que en el infierno se quejó de que su esposa no estaba cumpliendo con sus deberes, y convenció a Hades para que le permitiese volver al mundo superior y así castigarla. Pero cuando estuvo de nuevo en Corinto, rehusó volver de forma alguna al inframundo, viviendo varios años más en la Tierra hasta que murió de forma natural, ya anciano. Ya en el inframundo, Sísifo fue castigado por Hades debido a su desobediencia: debía empujar cuesta arriba por una montaña una piedra que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo, repitiéndose una y otra vez el frustrante y absurdo proceso.
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FUENTE: Alceo de Mitilene (2014). Fragmentos. Grego II: Lecturas obrigatorias. 1-7. Xunta de Galicia: IES Lagoa de Antela.
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