La tragedia de Hipatia de Alejandría

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Hipatia de Alejandría, la primera mujer astrónoma. Rosa M. Domínguez Quintero*

Hipatia de Alejandría es considerada por muchos la primera mujer científica de la historia. En un tiempo en el que las mujeres no tenían acceso al saber, Hipatia consiguió abrirse camino en la ciencia y llegar a tener un gran reconocimiento público. Para ello tuvo que renunciar al matrimonio y a su faceta más femenina.

Alrededor del año 370 d.C. nació Hipatia en Alejandría. Con el tiempo se convertiría en una mujer brillante y con una gran belleza. Es la primera mujer dedicada a la ciencia cuya vida está bien documentada.

Su vida

Aunque no se cuenta con datos sobre la madre de Hipatia , sí sabemos que su padre fue el filósofo y matemático Teón de Alejandría, quien siempre vigiló muy de cerca su educación. Según registros de la época, éste deseaba que su hija fuera "un ser humano perfecto". Recibió así Hipatia una educación científica muy completa, dedicándose también a un exhaustivo cuidado de su cuerpo. Realizaba todos los días una rutina física que le permitía mantener un cuerpo saludable así como una mente activa. Todo esto contrastaba con la gran mayoría de mujeres de su época, las cuales no podían acceder ni al conocimiento ni a la educación, y se ocupaban sólo a las "tareas femeninas". Pese a su gran belleza, Hipatia rechazó casarse, para poder dedicarse íntegramente a cultivar su mente.

Su padre trabajaba en el Museo, institución fundada por Tolomeo (emperador que sucedió a Alejandro Magno y fundador de la ciudad de Alejandría) y dedicada a la investigación y la enseñanza. Este Museo tenía mas de cien profesores que vivían allí y muchos más que asistían periódicamente como invitados. Hipatia entró a estudiar con ellos y, aunque viajó a Atenas e Italia para recibir algunos cursos de filosofía, se formó como científica en el propio Museo y formó parte de él hasta su muerte. Incluso llegó a dirigirlo alrededor del año 400. También obtuvo la cátedra de filosofía platónica, por lo que sus amigos le llamaban "la filósofa". Hipatia cultivó varias disciplinas: filosofía, matemáticas, astronomía, música... y durante veinte años se dedicó a enseñar todos estos conocimientos.

Paganismo

De este modo, Hipatia se convirtió en una de las mejores científicas y filósofas de la época. Llegó a simbolizar el conocimiento y la ciencia que los primeros cristianos identificaron con el paganismo. Aquellos eran tiempos difíciles para los paganos, ya que el cristianismo se estaba imponiendo en Alejandría (que en aquellos tiempos estaba bajo domino romano). Fueron épocas de persecución para todo aquel que no se convirtiera al cristianismo y renegara de todos los conocimientos adquiridos. Hipatia se negó a traicionar sus ideas y convertirse al cristianismo por lo que fue acusada de conspiración contra el líder cristiano de Alejandría. Dicha acusación fue aprovechada por un grupo de fanáticos religiosos que, de una forma cruel, pusieron fin a su vida.

Fue asesinada brutalmente, mientras regresaba a casa en su carruaje, la golpearon y arrastraron por toda la ciudad. La desnudaron, la descuartizaron con conchas marinas y sus restos fueron paseados, en señal de triunfo, por toda la ciudad hasta llegar al Ciraneo (supuestamente el crematorio) donde los incineraron.

Legado científico

Aunque todos sus escritos se han perdido, existen numerosas referencias a ellos. Su trabajo más extenso fue en álgebra. Escribió un comentario sobre la Aritmética de Diofanto (considerado como el padre del álgebra) en el que incluía soluciones alternativas y nuevos problemas. También escribió, en ocho libros, un tratado sobre la Geometría de las Cónicas de Apolonio (a quien se deben los epiciclos y deferentes para explicar las órbitas irregulares de los planetas). Colaboró con su padre en la revisión, mejora y edición de los Elementos de la Geometría de Euclides, cuya edición es la que aún se emplea en nuestros días, escribiendo un tratado sobre el mismo.

Escribió un Canon de Astronomía, dedicándose además a realizar la revisión de las Tablas Astronómicas de Claudio Tolomeo, conocidas por su inclusión en el Canon Astronómico de Hesiquio. También cartografió diversos cuerpos celestes, confeccionando un planisferio.

Además de la filosofía, matemáticas y astronomía, se interesó por la mecánica y las tecnologías prácticas. En las Cartas de Sinesio están incluidos sus diseños para varios instrumentos, incluyendo un astrolabio plano, que nos sirve para medir la posición de las estrellas, los planetas y el Sol. También desarrolló un aparato para la destilación del agua, así como un hidroscopio para medir la presencia y el nivel del agua, y un hidrómetro graduado de latón para determinar el peso específico de los líquidos. Por último, se la supone inventora del aerómetro, instrumento que se usa para medir las propiedades físicas del aire u otros gases.

* Rosa M. Domínguez Quintero, Observatorio Astronómico de Cantabria (Consejería de Medio Ambiente) e Instituto de Física de Cantabria (CSIC-UC).

FUENTE: El País, 29 de abril de 2009

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Hypatia, la científica y maestra en la película Ágora. Martha Macho-Stadler*

Ágora es el título de una película española dirigida por Alejandro Amenábar estrenada en España el 9 de octubre de 2009. Ágora fue rodada en la isla de Malta. La historia se desarrolla en Alejandría, Egipto, 391 d. C., durante el Bajo Imperio romano, crisol de las antiguas culturas egipcia, griega y romana.

El guión fue realizado entre Alejandro Amenábar y Mateo Gil. Sin embargo, debido a que la película retrata cuestionamientos científicos, fue imprescindible la participación de asesores especialistas, como Antonio Mampaso Recio (doctor en ciencias físicas, astrofísico e investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias), Javier Ordóñez Rodríguez (catedrático de Historia de la ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid; licenciado en Ciencias Físicas y doctor en Filosofía), Carlos García Gual (catedrático de filología griega en la Universidad Complutense de Madrid y especialista en la antigüedad clásica), Elisa M. Garrido González (profesora de Historia Antigua de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en historia de la mujer en la Antigüedad clásica) y Justin Pollard (historiador, productor de televisión, escritor y guionista). 

* Marta Macho Stadler (Bilbao, 9 de septiembre de 1962) es una matemática y divulgadora científica española. Es profesora de Geometría y Topología en la Universidad del País Vasco y especialista en Teoría Geométrica de Foliaciones y Geometría no conmutativa. Es también editora del espacio digital Mujeres con Ciencia de la Cátedra de Cultura Científica por el que ha recibido varios premios, entre ellos el Premio Emakunde de Igualdad 2016.

FUENTE: Hipatia de Alejandría. Símbolo del pensamiento libre ante la intolerancia. Científicas. Ciclo de cine divulgativo. Universidad de La Rioja

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Los conocimientos de Hipatia en la película Ágora. Alfonso J. Población Sáenz*

Las primeras escenas de la película nos van a tratar de situar, alternativamente, tanto al personaje como al contexto histórico y social en el que se desenvuelve. 

Lo primero que vemos es una lección, en este caso acerca de la gravedad, con un sencillo pañuelo como instrumento didáctico: 

— ¿Por qué no se caen las estrellas? ¿Por qué sólo giran de Oeste a Este? ¿Por qué en cambio un pañuelo cae al suelo en la Tierra? 

Un procedimiento pedagógico que ha perdurado a través del tiempo; planteamiento de los problemas a resolver y torbellino de ideas. Los alumnos proponen soluciones. El maestro rebate y analiza sus respuestas. Finalmente explica sus conocimientos, aunque en este caso eran más las preguntas que lo que podía demostrar. Una maestra alejada de los preceptos dogmáticos de una clase magistral incuestionable. Como debe ser (y aún diecisiete siglos después no es). Sus únicas respuestas, las del sistema ptolemaico:

— La perfección del círculo. Las estrellas no caerán gracias a que están en un círculo. En la Tierra  caen por ser el centro (del Universo) que los atrae y sujeta al suelo.

En otra escena breve, Hipatia realiza cálculos con su padre Teón 

— … ¿16 partiendo de 227? Son 14

En efecto 227/16 son 14 y resto 3. Sobre la mesa se vislumbra un círculo dividido en partes. Probablemente estén trabajando en las Tablas Manuales de Ptolomeo. A nuestros días han llegado no sólo a través del original sino también gracias a los dos Comentarios de Teón a dichas tablas, el primero sobre cómo se han calculado a partir del Almagesto y el segundo sobre cómo utilizar dichas tablas. En ellas se hacen cálculos aritméticos con las operaciones básicas, fracciones sexagesimales y hasta el cálculo de raíces cuadradas. El manuscrito más antiguo que se conserva data del siglo IX y es copia directa de una versión anterior  utilizada en Siria en el siglo V. Así pues, escena perfectamente plausible y bien documentada.

El sistema ptolemaico vuelve a aparecer en el modelo que Davo, esclavo de Teón, ha construido y que provoca la admiración de su maestra, y lo expone al día siguiente a sus discípulos en la siguiente lección. Aparecen representadas las cinco errantes conocidas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). La Tierra no era incluida porque pensaban que no giraba, que estaba fija como el resto de estrellas. Sin embargo su movimiento y sobre todo las estaciones resultaban incompatibles con ese modelo. La explicación más aproximada podría ser que su movimiento fuera debido a la suma de dos círculos. Orestes, otro de los alumnos-discípulo de Hipatia, califica la explicación de caprichosa y sumamente complicada. Buscar una explicación más sencilla es el eje vertebrador de la parte científica de la película, el desvelo que realmente le obsesiona a Hipatia, y que llega en otro momento a cabrearla por ser incapaz de encontrar una explicación.

Un poco más adelante, cuando el caos se empieza a adueñar de la ciudad, con constantes provocaciones, peleas y venganzas de las diferentes facciones más radicales de las diferentes culturas que conviven, los propios discípulos de Hipatia se encuentran divididos. En una de sus reuniones se produce una discusión entre Orestes y Sinesio. Es preciosa la forma en que Hipatia los aplaca con argumentos matemáticos:

— [Hipatia] ¿Cuál es la primera regla de Euclides?

— [Silesio] Si dos cosas son iguales a una tercera, todas son iguales entre sí.

— [Hipatia] Bien. ¿Y no sois ambos semejantes a mí? […] Quiero decirles esto a todos los que están en esta habitación [Observamos  mediante un barrido de la cámara que hay cristianos, paganos, judíos, negros, esclavos]: es más lo que nos une que lo que nos separa. Y pase lo que pase en las calles, somos hermanos. Somos hermanos. Recuerden que las peleas son para el vulgo y los esclavos [Mal gesto de Davo, el esclavo de Teón].

Como es de sobra conocido (aunque visto lo visto empiezo a dudarlo), Euclides concibió, ordenó y compiló todo el saber matemático en una gran obra de varios tomos, Los Elementos. Fue la primera vez en la Historia que se ordenaron de un modo sistemático los conocimientos matemáticos, basándose en axiomas, reglas y proposiciones o teoremas. Hipatia enuncia la primera de las reglas. Y tampoco es caprichosa la elección de esta obra porque a Hipatia y a su padre se debe uno de los ejemplares más antiguos de esta obra que ha llegado a nuestros días a través también de otro de sus Comentarios. Ese afán de la matemática por preservar lo máximo posible de la Biblioteca de Alejandría ante su inminente destrucción (hecho que no está probado que ocurriera en su época, pero que pudiera haber sido) no sabemos si la preocupaba de verdad, pero lo cierto es que gracias a ella disponemos de algunas de las obras clave de la matemática griega (otra es la Aritmética de Diofanto, de la que no sabríamos absolutamente nada sino es por sus Comentarios sobre ella).  De nuevo, es un gran acierto de los guionistas.

Y llegamos a una de las escenas más logradas de la película. Es de noche. Hipatia y sus discípulos están encerrados en la Biblioteca, sitiados por las enfurecidas masas. Se muestra a la mujer de espaldas produciéndose un contrapicado hacia el firmamento, de manera que la cámara queda a la altura de sus talones. Se acomoda posteriormente en una escalinata al frescor de la noche con sus discípulos y otros filósofos. 

— [Hipatia] ¿Y si hubiera una explicación más sencilla para las errantes?

— [Alguien desde la oscuridad] La hay. Pero es tan absurda y tan antigua que nadie la considera.

Se refiere a la versión heliocéntrica de Aristarco de Samos (s. III a. C.), que como señalamos anteriormente, no triunfó por la falta de cálculos y mediciones precisas, en definitiva, por un modelo matemático consistente. En ese momento se apela a la necesidad de preservar el saber para generaciones futuras.

— [Alguien desde la oscuridad] Su obra se perdió (la de Aristarco) en el incendio de la primera Biblioteca. Nuestra Biblioteca es todo lo que queda del saber de los hombres.

A bordo de un barco, Hipatia empieza a cuestionarse el modelo en el que siempre creyó. Explica a Orestes un experimento con la ayuda de su nuevo esclavo Aspasio. Éste se ha subido a lo alto del mástil: 

— [Hipatia] Cuando Aspasio arroje el saco, la nave estará avanzando. Por tanto el saco no caerá a los pies del mástil, sino un poco más atrás. Yo diría que, más o menos (retrocede unos pasos) por aquí. 
Orestes no entiende a dónde quiere llegar (probablemente el espectador tampoco). El esclavo lo arroja y el resultado no es el esperado: 

— [Hipatia] ¡La prueba definitiva! El saco se comporta como si el barco estuviera quieto. ¡La Tierra, igual con el Sol!

Es decir, a pesar del movimiento, el saco se comporta igual que si estuvieran quietos. Experiencias como ésta provocan su replanteamiento de todo. Orestes hace un razonamiento a propósito de lo visto y ella es sincera: 

— [Hipatia] Se puede refutar lo que has dicho, pero ahora no sé cómo. 

Necesita pensar, hacer cálculos, madurar las ideas. Necesita tiempo.

Posteriormente, vemos el estudio de Hipatia, reducto en el que se ha visto obligada a trabajar, a dar sus lecciones, su pequeña biblioteca de Alejandría como ella misma la define. Allí aparece un cono de Apolonio en madera (en la imagen, detalle de las secciones cónicas; no obstante me dio la impresión, no podría asegurarlo, que el precioso objeto de diseño que se muestra, en el que al ir desmontando sus piezas aparecen todas estas secciones, no era un cono, sino un paraboloide) que utiliza para mostrar las cónicas, preguntándose: 

— ¿Por qué convive el círculos con curvas tan impuras?

Un tanto decepcionada de la política, aunque siempre comprometida, dedica su vida a su trabajo. 

— Si tan sólo lograra desentrañar un poco, con eso me iría a la tumba como una mujer feliz.

Y llegamos al momento clave, el descubrimiento de la forma que rige el Universo (el director juega con la idea de que Hipatia descubriera el movimiento elíptico de los planetas pero que su trágica muerte impidió reflejar por escrito para la posteridad; sin embargo ella moriría feliz. No hay certeza alguna de ello, pero de Hipatia también nos ha llegado un estudio sobre las cónicas, por lo que ¿por qué no pudiera haber sido así? 

— ¿Y si otra curva se oculta en los cielos? La pereza del círculo nos ha impedido ver más allá. Tengo que reconsiderarlo todo. 

En un magnífico Arenario, Hipatia dibuja utilizando dos lampadarios como focos, una elipse, la curva que estaba buscando, la solución al problema, el lugar geométrico de los puntos cuya suma de distancias a dos puntos fijos llamados focos es constante. Su emoción sin duda se transmite perfectamente al espectador: 

— ¡No es un círculo, es una elipse! El círculo es una elipse muy especial, cuyos focos se han confundido en uno solo.

* Alfonso J. Población Sáez es profesor titular del Departamento de Matemática Aplicada de la Universidad de Valladolid. Es el responsable de la sección Cine y matemáticas del portal DivulgaMAT.

FUENTE: Mujeres con ciencia. Blog de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco.


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