Oda olímpica a Agesidamo de Locris, Púgil. Píndaro

Da vida a los hombres el soplo del viento;
las lluvias celestes le infunden aliento,
de nube divina progenie feliz.
Así al que consuma difícil proeza,
con himnos sonoros la cítara empieza
a dar nueva vida de gloria sin fin.
Son prendas seguras
de hazañas futuras,
los cantos al pecho de ardor juvenil.

De púgil [1] robusto que Olimpia corona
ajena a la envidia mi lengua pregona
los bellos triunfos, en justo loor.
Sublime es el nombre y eterna fama
de aquél cuyo pecho benéfico inflama
con fuego sagrado de la Égida el Dios.
Tus glorias proclamo
¡gran Agesidamo,
de Arquéstrato prole, sin par luchador!


La oliva dorada que ciñe tu frente
harán mis cantare más bella y fulgente,
y a Locris Zefiria [2] renombre darán.
Venid y conmigo formad ¡oh Camenas! [3]
Mil danzas alegres. No a incultas arenas
ni bárbaras tierras os quiero llevar.
Son sabios, corteses
los buenos Locreces,
innato es su gusto y aspecto marcial.
Así la vulpeja
su astucia no deja,
ni su índole fiera la tigre voraz.

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[1] Púgil. Hace referencia a las personas que practicaban el Pugilato. En este deporte se golpeaba al adversario únicamente con los puños. Corresponde al boxeo actual. 

[2] Locris. Es una región de la antigua Grecia central, se encontraba en la zona costera continental, extendiéndose desde las Termópilas a Larimna, al norte del golfo de Corinto.

[3] Camenas. Eran las náyades que habitaban en los manantiales, los pozos y las fuentes cerca de Porta Capena, en Roma. Estas ninfas acuáticas eran sabias y a veces hacían profecías sobre el futuro. Se las consideraba dadoras de fertilidad (esto, básicamente por la popularidad del que gozaban las aguas de dicha fuente) razón por la cual se pensaba que eran protectoras de las novias como futuras madres.

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FUENTE: Montes de Oca, Ignacio (1883). Odas de Píndaro. Madrid: Luis Navarro, Editor. 

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